Un individuo recibe de sus padres los genes que determinan el color del cabello, esos genes pueden ser iguales o diferentes. En el caso de que sean diferentes, es decir, que el gene del padre tenga información para color de cabello oscuro y el de la madre para color claro y el hijo nace con cabello oscuro, esto significa que para ese gene es dominante el oscuro.
En otras palabras, un gene dominante es aquel que determina el rasgo.
Al gene que no se manifestó, en este caso el del color de cabello claro, se le llama gene recesivo. Para que un gene recesivo logre manifestarse es indispensable que forme pareja con otro recesivo.
Además del color del cabello existen muchas características que se heredan de esa forma, entre ellas, la textura del cabello (lacio o rizado), el color de los ojos, el largo de las pestañas, la estatura y la forma de la nariz.
Una forma de explicar cómo se heredan las características de una generación a otra, a cada rasgo se le asigna una letra; si el carácter es dominante, se designa una mayúscula, y si es recesivo, una minúscula.
La letra C es dominante para el color oscuro y la c que corresponde al color claro es recesivo.
Cada progenitor tiene dos letras (CC o cc) que son la información que recibieron de sus padres.
Existen ciertas características que no se heredan por la dominancia de los genes, sino por la combinación de las características de ambos. Este mecanismo se llama dominancia incompleta.
Algunos caracteres del ser humano, como el color de la piel o la complexión del cuerpo (robusto, mediano o delgado) no se heredan por la dominancia de un par de genes, sino por la interacción de varios.
El mecanismo por el cual se transmiten las características de una generación a otra, se estudia a través de una rama de la biología llamada genética.